8 de febr. 2017

LA PRIMERA APROXIMACIÓN A LA DEMOCRACIA EN CHINA


El término democracia y su debate en China entraron en las agendas, tanto de los políticos como de los intelectuales chinos, a mediados del siglo XIX. Pensadores como Kang Youwei 康有为 (1858-1927), Yan Fu 严复 (1854-1921), Liang Qichao 梁启超 (1873-1929) o Sun Yat-sen 孙逸仙 (1866-1925), entre otros, comenzaron a preguntarse cómo adaptar la democracia a las circunstancias históricas, económicas, sociales y políticas de China, y una vez hecho el planteamiento, si, en primer lugar, la democracia era viable tal y como se entendía en Occidente, o bien se había adaptarse a las características de China, o bien, como tercer punto y último escenario, si una vez exploradas todas las definiciones, obstáculos, beneficios y perjuicios, la democracia debía refutar del marco de pensamiento chino.

Todos estos movimientos de ideas se iniciaron con Wei Yuan 魏源 (1794- 1857), quien fue el primer erudito chino en hablar del concepto democracia en China. Wei Yuan estaba profundamente preocupado por la crisis que afrontaba China en el siglo XIX, pero, mientras él seguía siendo leal a la dinastía Qing, también esbozó una serie de propuestas para la mejora de la administración del imperio.

Wei Yuan editó y publicó en 1842, Hǎiguó túzhì 海 國 圖 志 (Introducción a los países de ultramar), que fue el primer libro, que se publicó en China, para observar las políticas extranjeras, las economías y las sus culturas. Inicialmente el autor describe el sistema federalista, de la forma en que se practica en los Estados Unidos, y lo hace de manera positiva:

"No hay rey o emperador en los Estados Unidos de América [un país] que se compone de veintisiete estados y millones de ciudadanos... Los veintisiete estados fueron divididos en dos áreas, Occidente y Oriente, y eligieron a una persona llamada presidente. El presidente no es hereditario y tiene que ser cambiado en un periodo de cuatro años. Tal sistema político es fundamentalmente diferente al de nuestra historia, y todo el pueblo estadounidense es consiente de ello. ¿Por qué no creemos que está bien?”

¿Pero realmente era necesario intentar adaptar el modelo de las democracias liberales en China? Para mostrar una de las respuestas más adoptadas entre los autores intelectuales de mediados del siglo XIX hasta principios del XX en China, cabe citar hoy en día a Francis Fukuyama cuando explica que "Al final de la historia, no será necesario que todas las sociedades se conviertan en sociedades liberales exitosas, meramente que terminen con sus pretensiones ideológicas de representar formas diferentes y superiores de la sociedad humana".

Este es precisamente el debate que surge en el seno de la sociedad china a mediados del siglo XIX y que se ha ido extendiendo durante décadas, hasta el día de hoy. Una de las premisas que ha surgido a lo largo del estudio del debate de la democracia en China, es lo que Francis Fukuyama advierte, con posterioridad, cuando afirma que: “la democracia liberal es la única norma universalmente válida porque fundamentalmente resolvía las "contradicciones involucradas” en la lucha humana por el reconocimiento de esta, asegurando un reconocimiento universal e igualitario que no es convincente”. La tesis de Fukuyama explica que las circunstancias históricas y culturales particulares de cada sociedad, hacen de la democracia liberal al estilo euroamericano un concepto inadecuado, incluso perjudicial, por sus sociedades, y las alternativas no liberales tienen unas soluciones a sus problemas.

3 de febr. 2017

TRATADOS DESIGUALES (1842-1915)

Después de la Primera Guerra del Opio (1839-1842), se firmó una serie de tratados, que hacen referencia a la calidad de las condiciones en que fueron firmados, algunos de estos tratados entre China y algunas de las potencias extranjeras, como por ejemplo: Reino Unido, Francia, Estados Unidos o Rusia.

Estos tratados fueron firmados entre el siglo XIX y el siglo XX, periodo en el cual, China fue incapaz de resistir a las presiones militares y económicas de las potencias euro-americanas.

Algunos de estos tratados fueron: Nánjīng Tiáoyuē 南京條約 (Tratado de Nanjing), con Reino Unido (1842); Zhōng měi wàng shà Tiáoyuē 中美望廈條約 (Tratado de Wangsha), con los Estados Unidos de América (1844); Huángbù Tiáoyuē 黃埔條約 (Tratado de Whampoa) con Francia (1844), Àihún Tiáoyuē 璦琿條約 (Tratado de Aigun), con Rusia (1858); Běijīng Tiáoyuē 北京條約 (Convención de Pekín), con Francia, Reino Unido y Rusia (1860).

Esta serie de tratados debilitaron al país. Especialmente duro fue el Tratado de Nanjing, que comportó la cesión de Hong Kong a manos británicas y la extraterritorialidad, permitió a los extranjeros establecerse en territorio chino y ver reducida la soberanía china. Fue el primer tratado en incluir la llamada cláusula de la nación más favorecida: cualquier concesión que China hiciera a cualquier nación, de manera automática, en virtud de esta cláusula, quedaría también otorgada al Reino Unido.

A partir de esta cláusula, se incluyó en los otros tratados firmados por China, hecho que significó una carrera imparable para ocupar esferas, cada vez más amplias de la soberanía del imperio Qing.

Una conocida viñeta humorística, aparecida a principios del siglo XX, en un diario francés, mostraba satíricamente esta ansia compartida para repartirse el pastel chino, entre los diferentes participantes del banquete colonial, ante la mirada impotente de un funcionario chino. A partir del 1860 se inició un proceso imparable de penetración euro-americana, que llegó hasta el primer tercio del siglo XX. El número de puertos abiertos se fue ampliando constantemente, los grandes imperios euro-americanos pasaron a controlar importantes ámbitos de la esfera económica china y el número de países con tratados incrementó, hasta el punto que naciones menores de Europa, América del Sur o de Asia, también firmaron este tipo de acuerdos.

China se convirtió, en una semi-colonia, sometida a los intereses de las potencias euro-americanas.