4 d’ag. 2011

El sistema de salud en China, un problema (II)

Una tercera parte del país sufre el efecto de la lluvia ácida. La mitad de las aguas en sus siete mayores ríos es prácticamente inutilizable. Cuatrocientas de las seiscientas noventa y nueve ciudades de China sufren cortes en su suministro de agua, y ciento diez de ellas de carácter severo. La mayoría de los novecientos millones de campesinos no tienen acceso a agua limpia. Cerca de la mitad de los ríos chinos y el 90% de su agua urbana está contaminada en diversos grados. 
El estado de las aguas subterráneas es particularmente grave, porque en China el 70% del suministro de agua es para el consumo humano y el 40% de la destinada a la irrigación proviene de ahí. La sobreexplotación de las aguas subterráneas ha creado serios problemas de salificación en zonas costeras de cinco provincias chinas. En las llanuras del norte cada vez hay que extraer desde más profundidad: donde hace dos generaciones se accedía al agua desde pozos artesanales muy superficiales, hoy hay que perforar trescientos metros o más. 
Las pérdidas medioambientales se estiman entre el 5% y el 20% del Producto Nacional Bruto (PNB), en los últimos veinte años. La estrategia de urbanización comienza a ser puesta en cuestión porque es evidente que no hay recursos para sostener la urbanización de ochocientos millones más. Desde el inicio de la reforma de Deng Xiaoping, a principios de los ochenta, el número de ciudades ha pasado de 315 a 669. Cada año se construyó una media de 760.000 kilómetros cuadrados y cada año esa expansión del ladrillo y el asfalto aumenta a razón de un 5,7%.
La urbanización ha restado superficie agraria a una sociedad que presenta la relación más crítica del planeta entre población (mucha)  y tierra (escasa). Entre 1988 y 2000 los chinos han pasado de 0,0012 kilómetros cuadrados per cápita a 0,0010.

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